Cuando era estudiante de la licenciatura en enfermería recuerdo muy bien la primera vez que estuve frente a una placenta. Una de mis maestras me llevó a un cuarto del hospital llamado séptico, se puso unos guantes de latex, abrió un bote de basura, sacó una bolsa amarilla, la desanudó, y ahí estaba… la placenta de un bebé que jamás supe quién era. Es -me dije-, la placenta de una mamá sin voz, de un papá sin rostro. Me impactó su forma, su olor, su brillo, su fuerza de...